miércoles, 2 de noviembre de 2011


Premios Nacionales y artistas apoyan a los Estudiantes Chilenos



Señor Presidente:

A seis meses de iniciado el movimiento estudiantil en favor de la educación, los aquí firmantes, en tanto ciudadanas y ciudadanos vinculados al mundo de la cultura y el pensamiento: las ciencias, las artes, la educación y las humanidades, no podemos dejar de manifestar nuestra gran preocupación ante la indiferencia expresada por vuestro gobierno a las legítimas demandas de los jóvenes, apoyadas por la inmensa mayoría de los chilenos, y la creciente criminalización del movimiento estudiantil.

Somos testigos de este bello momento histórico, en que una generación de jóvenes entrega su tiempo y energías en favor de “una causa noble, hermosa y legítima” –tal como usted la calificó en las Naciones Unidas–, como es mejorar las condiciones de la educación chilena. Innumerables estudios internacionales revelan las graves falencias de nuestro sistema educativo y apelan a profundos cambios, promoviendo la recuperación del espacio público y el rol del Estado en la educación. Los jóvenes no piden lo imposible, sino, simplemente, lo que es un derecho y garantía en muchas naciones de América Latina y en la mayoría de los países desarrollados: acceso universal a una educación pública de calidad y gratuita.

Chile es signatario del Pacto Internacional de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales adoptado por las Naciones Unidas el año 1966, donde se reconoce explícitamente el “derecho a toda persona a la educación”, estableciendo que para “lograr el pleno ejercicio de este derecho:

a) La enseñanza primaria debe ser obligatoria y asequible a todos gratuitamente; b) La enseñanza secundaria, en sus diferentes formas, incluida la enseñanza secundaria técnica y profesional, debe ser generalizada y hacerse accesible a todos, por cuantos medios sean apropiados, y en particular por la implantación progresiva de la enseñanza gratuita; c) La enseñanza superior debe hacerse igualmente accesible a todos, sobre la base de la capacidad de cada uno, por cuantos medios sean apropiados, y en particular por la implantación progresiva de la enseñanza gratuita”.

No es con más becas, mayor financiamiento para los créditos bancarios, mayor privatización y competencia que lograremos una educación que “debe orientarse hacia el pleno desarrollo de la personalidad humana y del sentido de su dignidad, y debe fortalecer el respeto por los derechos humanos y las libertades fundamentales”; una educación que “debe capacitar a todas las personas para participar efectivamente en una sociedad libre, favorecer la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y entre todos los grupos raciales, étnicos o religiosos”, como exige el Pacto. Ello implica una educación pública predominante en todos los niveles del sistema educacional.

Señor Presidente, es urgente atender a fondo las demandas de nuestros jóvenes. Es urgente abrir un diálogo verdadero respecto del tema. ¿Qué espera usted que ocurra para resolver con verdad lo que el país pide a sus instituciones? ¿Más muertos y mayores niveles de violencia? No es posible que las masivas manifestaciones, las huelgas de hambre, los paros y tomas, las notables expresiones como las 1800 horas por la educación, el claro y sereno debate de sus dirigentes, queden en la indiferencia. Apostar por la frustración, derrota y división del movimiento estudiantil, por extirpar los sueños a una generación, es sinónimo de debilitamiento de la democracia. No es posible seguir hablando de disposición al diálogo por una parte, mientras por otra se busca penalizar con años de cárcel las tomas y la exasperación de los jóvenes que no ven respuesta a sus demandas, favoreciendo a la vez una mayor privatización de la educación en el proyecto de ley del presupuesto de la nación 2012. Su gobierno tiene hoy la responsabilidad política e histórica en el agravamiento de la situación.

Señor Presidente, es hora de poner fin a la criminalización del movimiento estudiantil y a la campaña comunicacional que a través de numerosos medios masivos busca denostar el enorme valor que han tenido los estudiantes al asumir una responsabilidad que otros han abandonado. Es tiempo de terminar con el lucro en la educación. Es urgente avanzar seriamente en la materialización de las demandas de los estudiantes secundarios y universitarios, y evitar que terminemos en una lamentable escalada de violencia. No es con represión y más privatización que estos temas se resolverán. Es hora de acoger lo que la mayoría del país reclama: el acceso universal a una educación pública, democrática, de calidad y gratuita, que impida una mayor segregación social y contribuya a frenar la vergonzosa desigualdad de la sociedad chilena.

Señor Presidente, como chilenos aspiramos a mejorar nuestra democracia, al derecho universal a una mejor educación. Los firmantes de esta carta abierta le pedimos que no pierda esta oportunidad histórica de avanzar hacia una sociedad más justa, más humana y más desarrollada.

Armando Uribe Arce Escritor, Premio Nacional de Literatura

Faride Zerán Chelech Periodista, Premio Nacional de Periodismo, prof. titular U de Chile

Gabriel Salazar Premio Nacional de Historia

Gracia Barrios Premio Nacional de Arte

Guillermo Núñez Pintor, Premio nacional de arte

Isabel Allende Llona Escritora, Premio Nacional de Literatura

Jose Balmes Premio Nacional de Arte

Juan Gonzalo Díaz Cuevas Artista visual. Académico U Chile. Premio Nacional de Arte

Juan Pablo Cárdenas Squella Periodista, Premio Nacional de Periodismo

Juan Radrigan Dramaturgo, Premio Nacional de Dramaturgia

Manuel Antonio Garretón Merino Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales Profesor Universidad de Chile

María Olivia Mönckeberg Pardo Premio Nacional de Periodismo, Directora del Instituto de la Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile

Raúl Zurita Canessa Poeta, Premio Nacional de Literatura

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